jueves, 26 de febrero de 2015

Acercándonos a una definición de Populismo

En un año explosivo a nivel electoral y a raíz de los emergentes movimientos políticos en el sur de Europa, en España se escucha constantemente expresiones que remiten al “populismo”. El problema es que nadie sabe a ciencia cierta que es el populismo, de hecho éste término no figura en la Real Academia Española. Antes que nada quiero aclarar que la finalidad de éste texto, es dar un poco más de claridad a personas comunes, no es para catedráticos!

En nuestro inconsciente colectivo ésta expresión nos remite a líderes demagogos latinoamericanos y por eso es que es usado peyorativamente al referirse, por ejemplo, a Podemos. Si sólo nos remitiéramos a éste significado todo el plantel político español estaría dentro de ésta acepción, para ello sólo basta escuchar la comparecencia de Rajoy en el Debate del Estado de la Nación, de hace un par de días, donde promete tres millones de empleos en muy poco tiempo, más demagogia imposible.!

Ahora bien, si navegamos un ratillo por Internet nos daremos cuenta que en realidad es muy difícil determinar que es realmente el populismo, y para llegar a una aproximación me he ayudado de un artículo publicado en la Revista de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile (http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sociologia/articulos/22/2206-FreiyRovira.pdf) comparto con ustedes extractos de dicho texto:

Dentro de los sistemas políticos podemos encontrar: La Democracia Liberal, el Populismo y el Totalitarismo, el primero y el último son los extremos y el populismo fluctúa entre esos polos opuestos.

La democracia representa un tipo de gobierno que se basa en un Estado de Derecho que se apoya en el respeto de una constitución que garantiza los Derechos Humanos. Característico de una democracia liberal es su intención de limitar la omnipotencia del Estado y para ello recurre a una serie de check and balances, los cuales se encargan de procesar distintas demandas ciudadanas e impiden la concentración del poder político en la figura del jefe de Estado.  Dicho de forma provocativa y recurriendo a una metáfora propia del lenguaje de la guerra, es posible decir que la democracia liberal actúa siguiendo el principio divide et impera (divide y domina): ella se esmera en la reproducción de las diferencias entre las distintas demandas ciudadanas, de modo que resulta prácticamente imposible la emergencia de conflictos que abarcan a la totalidad social.

El populismo articula diferentes demandas ciudadanas, posibilitando así la emergencia de conflictos que abarcan a la totalidad social, los cuales a su vez levantan una línea de demarcación frente a un enemigo. Es así como vuelven a aparecer aquellas pasiones que para muchos intelectuales son vistas como un mero anacronismo y, por lo tanto, la pluralidad de valores ya no puede ser concebida como una realidad armónica y pacífica. Muy por el contrario: aumenta el antagonismo social y un líder se transforma en la encarnación del pueblo.

Por cierto que esta última frase se asocia fácilmente con el totalitarismo, aun cuando este último no puede ser concebido como sinónimo del populismo. Determinante para esta diferenciación es el respeto del populismo de las reglas básicas de la democracia o, mejor dicho, su cercanía al modelo de poliarquía definido por Dahl (1972). De hecho, los experimentos populistas demuestran un relativamente alto nivel de tolerancia a la libertad de expresión y a la competencia política. Dicho de forma poco diplomática, personajes como Berlusconi o Chávez revelan ciertas tendencias totalitarias, pero a su vez se someten a las decisiones del pueblo, como lo demuestra la reñida elección de Romano Prodi como Presidente de Italia en el año 2006 o la negación de la reforma a la constitución de Venezuela a fines del año pasado. Al contrario de lo que sucede con el populismo, el totalitarismo tiene la pretensión de conducir absolutamente a la sociedad, de modo que elementos básicos de un orden democrático – tales como la realización de elecciones libres y limpias o la tolerancia de partidos de oposición – son pasados por alto.

Podríamos decir que el totalitarismo es una radicalización de un experimento populista, siendo reemplazada la ambivalencia democrática del populismo por claras tendencias totalitarias.

Quiero agregar que a Podemos, no le es ajeno este tema, de hecho hace unos meses, en Fort Apache, el espacio de HispanTV de Pablo Iglesias, han tratado éste tema y han dedicado un programa entero a hablar sobre populismo. Les dejo el link para el que quiera mirar el programa:  https://www.youtube.com/watch?v=-q9oxr54X_Y 

Como una especie de conclusión, podemos decir que EL POPULISMO es una forma de mirar y hacer política, recogiendo lo que sucede en sectores del pueblo que en la democracia liberal quedan silenciados. En ese momento habrá un cambio de modelo y un cambio en el tablero político existente dando lugar a otro nuevo espacio de Democracia o bien puede derivar en un totalitarismo.  
El desafío de los populistas es el de no llegar al totalitarismo, ya que hay una línea muy delgada y en ciertos momentos se puede pasar ese límite, donde se dejan de garantizar los Derechos Humanos. En definitiva, el desafío de no llegar a ser tan arrogantes para creerse que su verdad es la única existente.


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